Un ideólogo en las Sombras: Levantamiento de 1829
En el año 1829 como resultado de una fuerte crisis se produjeron una serie de levantamientos que terminaron depositando a Juan Manuel de Rosas como Gobernador de la Provincia de Buenos Aires luego de ser desplazado Juan Lavalle de ese puesto.
Tanto el problema de la tierra, de la explotación intensiva y la necesidad crónica de tierras van generando ciertas inquietudes en el ámbito rural. La sobre-emisión de billetes lleva al conjunto provincial a una acelerada inflación de precios en los productos y a una devaluación de los salarios. Además tenemos una mayor demanda de mano de obra para las nuevas formaciones estancieras y una intensificación de las levas para la formación de las milicias y los cuerpos del ejército. Por otro lado tenemos una serie de tensiones coyunturales como ser la guerra con el Brasil y una fuerte sequia que se extendió hasta 1835. Muchas de estas tensiones se veían intensificadas por la indiscutible molestia que producía el bloqueo al puerto de Buenos Aires.
Las revueltas se observan de tres maneras diferentes como ser la agresión india (aliada de Rosas), la guerra de opinión principalmente en el ámbito urbano y por la acción de los denominados grupos anarquistas.
Es importante poder destacar que el rol que jugó Rosas fue fundamentar en todo este proceso pero es imposible desligarlo de los reclamos del sector rural más allá de las ambiciones políticas del comandante. Es decir que el conflicto no puede resumirse en un conflicto de la clase dirigente por el poder. La sedición rural se nos presenta como síntoma de tensiones sociales en la campaña, como consecuencia de las transformaciones de la estructura productiva que serán agravadas por una coyuntura explosiva. La revuelta, coordinación de una acción armada juntamente con las agresiones indias y la acción psicológica desarrollada por la participación en la difusión de rumores asume como corolario de estas tensiones un sentido de protesta social. En cuanto a la función que la movilización tuvo en la toma del poder por Rosas, sería ingenuo no reconocer como consecuencias desestabilizadoras para las autoridades de Buenos Aires. La sedición de “vagos, facinerosos e indios”, además de provocar el pánico entre los “más vecinos”, era prueba del escaso control que la clase dirigente tenía sobre la campaña. La movilización rural no solo desestabilizaría militarmente al gobierno de Lavalle sino que legítima la autoridad de Rosas.
Es importante entender, además, porque Rosas es considerado un representante de las masas rurales. Los pobladores ven en él a alguien que interpreta mejor que otros políticos su mundo de valores, además de encontrarse en contra de de la “opinión ilustrada” de la ciudad, es decir aquellos ciudadanos que piensan la representación en términos individuales o personales. Rosas posee carisma, carácter pero además posee un cargo (comandante de milicias) lo cual no es menor ya que lo enviste de autoridad y expresa o comprende las relaciones de los campesinos con los antiguos valores de respeto a las jerarquías y al “orden natural”, el equilibrio de la naturaleza.
Así entonces podemos observar la multiplicidad de procesos que se llevaron a cabo todos juntos y cómo las situaciones coyunturales arribaron en el aprovechamiento político de un líder carismático de la campaña como Rosas. La habilidad del dirigente de cooptar todos estos discursos y generar el suyo propio para el aprovechamiento de las tensiones del ámbito rural es lo que lo lleva en última instancia a llegar a la Gobernación de la Provincia de Buenos Aires.
Pablo Javier Coronel.
Bibliografía de consulta:
- González, P., "El levantamiento de 1829: el imaginario social y sus implicaciones políticas en un conflicto rural", en Anuario IEHS, 2, 1987, pp. 137-176.