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NOTAS EN LOS MEDIOS

Continuidad y Crisis


La realidad económica de la Argentina ha profundizado e institucionalizado las condiciones anteriores a la asunción del nuevo presidente. Las medidas tomadas por el nuevo gobierno han venido a consolidar las condiciones impuestas por la administración anterior. El proceso de vaciamiento de todas las “cajas” posibles del estado (ANSES, retenciones al agro, impuesto al salario, etc.) durante el gobierno kirchnerista han creado las condiciones para la nueva reorganización del capital que propone el macrismo. El impacto de las medidas económicas se despliega en todos los ámbitos de la vida del país y para poder comprender lo sucedido en la última semana se debe hacer un repaso completo de la situación.


El llamado a la llamada “unidad de todos los argentinos”, en el discurso de campaña y en el de asunción, de Mauricio Macri se vio reflejada en la reunión en primer lugar con todos los ex-candidatos (menos Nicolás del Caño, que decidió no ir) donde se conformo un nuevo Gran Acuerdo Nacional. Allí pasaron Scioli, Massa, Stolbitzer y Rodríguez Saa con la clara intención de brindar su apoyo al presidente durante los primeros días de gestión. El segundo acuerdo se dio con los gobernadores de las provincias, el día sábado, indistintamente de su signo político.


Sobre esta base política, el día lunes se decretó la quita del 100% de retenciones al sector agrario sobre todos los granos menos la soja que descendió del 35% al 20%. A su vez, el día martes se decretó el fin de retenciones al sector industrial. Que se corono el día miércoles con la liberación del llamado “cepo al dólar” y la consecuente devaluación del peso (de $9,80 a $13,83/$14,20 según quien cotice).

Este coctel de decretazos se traduce en una transferencia de riquezas de un sector a otro. Es decir, la ganancia de los sectores exportadores es financiado por la clase trabajadora.


Pasando en limpio esto: el valor de un determinado producto pasará a incorporar el nuevo valor asignado a la línea de costos. Para ilustrar esto tomaré el ejemplo del trigo (materia prima para la elaboración del pan). Un exportador que antes cobraba por cada dólar vendido por sus granos de trigo lo equivalente a $9,80, por ende, con la nueva cotización signada por la devaluación del peso, pasará a cobrar aproximadamente $14 por cada dólar. En este sentido, quien vende sus granos de trigo al exterior a $14 pretenderá venderlo al mismo precio al interior elevando el costo de producción de todos los derivados del trigo. Esta es la transferencia a precios que verá afectada a todos productos exportables o que incorporen insumos del extranjero.


En este sentido, el traspaso a precios termina licuando el salario de los trabajadores que no recibirá compensación por parte de las patronales ni del estado nacional hasta el momento de la discusión de las paritarias establecidas para el mes de marzo. La clase obrera se encamina a transitar sus cien días en el desierto si no se organiza para resistir el impacto.


El plan del gobierno nacional no es ingenuo o producto de su inexperiencia. Muy por el contrario, responde a la exigencia de la burguesía argentina y su pretensión de iniciar una nueva fase de acumulación y redefinición de las reglas de producción. Por un lado, salarios bajos, facilidades de crédito, quita de retenciones, un tipo de cambio “competitivo” –es decir, alto para poder bajar sus costos- y subsidios son los pilares para la refundación económica del capitalismo argentino. Y por el otro, de la mano de la “emergencia en seguridad” decretada en los últimos días, la creación de un nuevo “protocolo” para contener la protesta social.


Por todo lo expuesto anteriormente, ¿Cuál es la novedad que plantea el gobierno macrista? Ninguna. El kirchnerismo utilizo las mismas metodologías para impulsar la acumulación de la burguesía y la criminalización de la protesta hasta que se agotó y a la cual en nuevo gobierno ha venido a re-impulsar. En este sentido, la continuidad de un mismo proceso está próximo a desembocar una crisis socio-económica, que puede terminar afectando además el ámbito político.


El panorama es claro y está abierto aun a discusión en la oportunidad que ofrece el cambio de gobierno. Depende de la conducción de la clase obrera, cómo saltear la crisis. Las diferentes centrales obreras (las dos CGT y CTA) junto a las expresiones políticas y los movimientos sociales son los responsables de defender los intereses de los trabajadores. Después de estos próximos seis meses de carestía, el conjunto del movimiento obrero tendrá clara visión de quiénes los representan y quiénes no.

Pablo Javier Coronel.


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