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NOTAS EN LOS MEDIOS

La ley antidespidos: la gran trampa para los trabajadores



La actualidad política de la Argentina se ha debatido en los últimos días en torno a la “ley antidespidos”. La exigencia de las cinco centrales sindicales y de buena parte de la izquierda ha terminado en una encerrona burocrática que no hace más que perjudicar a los trabajadores.


El proyecto de ley impulsado por las cinco centrales sindicales en el congreso con media sanción en el Senado bajo la tutela del bloque kirchnerista comandado por Picheto y luego avalado por la cámara de Diputados, será en los próximos días vetado. La trampa institucional radica en que el veto imposibilita volver a tratar la Ley en un tiempo determinado, lo que termina perjudicando a los cientos de miles de trabajadores despedidos desde fines del año pasado. La respuesta del sindicalismo y de los partidos de izquierda sería un gran paro nacional, una acción póstuma que no podría evitar el veto de la ley. Si bien desde el Frente de Izquierda y los sindicatos combativos se viene pidiendo una medida de fuerza contundente desde hace rato, no se ha podido plasmar en la realidad.


La disputa política de los partidos patronales no ha variado en su tenor en comparación con las leyes importantes votadas antes, como el caso del empréstito para el pago a los fondos buitres. Por debajo de las acusaciones cruzadas entre Cambiemos (UCR-Pro), el Frente Renovador (Sergio Massa) y el kirchnerismo (PJ-FPV) solo termina en el mismo resultado que veces anteriores: otra ley (en este caso veto) que terminará perjudicando a la clase obrera.


No podemos condenar del todo la postura colaboracionista del FIT con el kirchnerismo aprobando la ley en conjunto, pero los intereses de ambas fracciones son antagónicos, lo que demuestra que la estrategia parlamentaria con escasos representantes termina siendo el furgón de cola del peronismo. En este sentido, sería oportuno que el FIT haga una lectura correcta del panorama y no caiga en el simplismo de decir que Macri, por ser de derecha, veta la ley, mientras que el ala progresista hizo todo lo posible para que la ley salga.

Pasando en limpio todo este revuelto panorama. La relación entre las cúpulas sindicales peronistas y la alta burguesía es innegable. El silencio de la burocracia sindical durante los primeros cinco meses del gobierno macrista ante los despidos es bochornoso. El tantas veces promulgado “Acuerdo Económico y Social” entre capital y trabajo para contener la recesión económica no fue nunca necesario (ni siquiera como puesta en escena) justamente por esta relación simbiótica. Dentro de este contexto recesivo, la presión de las bases y la “impensada” participación masiva el 29 de Abril (dicho por los mismos popes sindicales), condujo al impulso aun mayor de la ley antidespidos. Esta demanda necesaria para los trabajadores, fue tomada por el justicialismo (el mismo que no la impulsó en contextos similares como en 2014) y aprobada en ambas cámaras con el final anunciado del veto, desde el momento mismo de su discusión en Senadores echando por tierra la discutida Ley.


La forma de presionar al gobierno por la promulgación de la Ley era sin dudas un Paro Nacional. Estrategia negada por el sindicalismo burocrático y por el peronismo, demostrando que no se hizo todo lo posible por impulsar el proyecto. El papel del FIT, aunque coherente, solo ha servido para legitimar al kirchnerismo, que con ampulosos discursos a favor de la ley –repito: se negaron a discutir en 2014- fue cómplice necesario del veto inminente y de la inacción sindical. En este sentido, podemos verificar nuevamente que la labor parlamentaria puede servir con ánimos propagandísticos y para “ocupar un lugar” en la escena política burguesa pero nunca poder desarrollar la agenda de los trabajadores.


Para concluir el análisis, podemos decir que lo único que sucedió en los últimos días fue una gran puesta en escena que, al igual que con la aprobación del crédito para el pago a los buitres, terminará favoreciendo a las patronales que respaldan al gobierno, al peronismo y al sindicalismo burocratizado. Un Paro Nacional tardío pasa a ser inútil con la ley vetada, lo que llevará a radicalizar los planes de lucha para evitar despidos masivos. En esta coyuntura, si el FIT pretende representar a la clase obrera deberá hacer un profundo replanteo de lo acaecido y reformular su política de acercamiento al kirchnerismo para llevar adelante un plan de lucha consecuente con los sindicatos recuperados que recupere la perspectiva revolucionaria y socialista.

Pablo Javier Coronel


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